March 19, 2024

La reseña OBJETIVA de “Un verano sin ti”

El verdadero análisis, canto ‘e cabrón

cara

¡Sobrinitooooooooooossssss! ¡Regresó el Tío favorito de Pe Erre al mejor blog del universo!


Después de ver que el disco de Bad Bunny iba a tener VEINTITRÉS canciones, no vamos a comer mierda con el único y verdadero review que estabas esperando. Yo sé que ahora hay un fracatán de analistas del género que hacen videos suplicando por views y sacan el Bounty para limpiarse la leche de los artistas simplemente para cobrar un menudo. Pero, aquí tenemos la reseña más real, porque no necesitamos de los reggaetoneros pa’ facturar ni nos debemos a ellos. ¡To’ el mundo sabe que aquí el duro soy yo y que to’a esta gente lo que le gusta es beber leche urbana¡ ¡Auuuuuuuuuuuuuuuu! (Voz de Kendo)

¡Pero vamo’ a lo que vinimo’, papeh! Hablar de Bad Bunny siempre es un poco complicado porque sus seguidores son lo que llamamos ‘zombis’. Los fundamentalistas provida, los seguidores de Victoria Ciudadana, la comunidad woke y los fans de Bad son unos mamíferos bien extraños, que solo ven las cosas blanco o negro, y que no tienen la capacidad para entender cuando alguien difiere de los líderes que gobiernan su mente. Son esas reses tercas que no pueden comprender que alguien no le guste o disfrute lo mismo que ellos, así que cuando hablamos del objeto de su afecto hay que ser delicados para no herir sensibilidades. Obviamente, a mí no me importa un carajo, hay que ser honestos en la vida y las cosas se dicen como son.

Vamos a darle PLAY a “Un verano sin ti”, el disco que tiene conmovido y puti-toti a una generación que se crió con cintas de “participación” en los field days y que andan en guerra con sus abuelos ‘boomers’.

Moscow mule: primera vez que me gusta el track número uno en un disco de Bad Bunny. El sonido de las gaviotas de “Callaíta” es lo primero que se escucha, y aunque es un tema de reggaetón monguito, es un inicio chévere. Definitivamente, es una buena rola. Dios mío, nunca había halagado tanto a Bad… me siento como Molusco. ¡Fos!

Después de la playa: obviamente, la felicidad no había podido durar tanto tiempo, y Benito vino a sorprender con un jodio merengue. Si hay algo que yo odio más que a la gente bruta, es ese ritmo dominicano. En esta ocasión, Benito se disfrazó de Rumba Caliente y nos dio un merengazo de malecón, recordando sus días cuando soñaba con ser artista viendo exponentes como Landy Swing y Los Pipirengueros en los negocios frente a las playas de Puerto Nuevo en Vega Baja y Cerro Gordo en Vega Alta. Si no te gusta el olor a pobreza y nunca has cogido cupones, puedes darle skip porque no la vas a comprender.

Me porto bonito: Chencho Corleone es una de esas voces que definen el bellaqueo más puro del reggaetón. Pocos de ustedes saben esto, pero para el año 1999-2000 fue DJ Blass y el combo de Guayama (incluyendo a Guelo Starr de Ponce) quienes salvaron el reggaetón, y en esas voces que comenzaban a sonar estaba Chencho junto a Maldy. En esta ocasión, Bad se quedó cortó al lado del ex miembro del “dúo del sex”, y tiró unas barras demasiado genéricas; parece que cogió unas líneas que le sobraron a Mora y las empató a cojón con los coros de un maestro del perreo como Chencho. El señor Bunny aquí ni hizo falta, debió dejar solo a Chencho.

Titi me preguntó:  ¡Skiiiiipppp! Si hay algo que odio más que el merengue lo es el dembow dominicano.

Un ratito: esta es de esas canciones que solamente sirven para poner en el carro cuando andas con tu pareja encabrona’o  y quieres evitar el silencio incómodo. Le puedes dar skip y no pasa nada.

Yo no soy celoso: Si no es domingo, y no estás en un brunch bebiendo mimosas, dale skip.

Tarot: para empezar, yo no tolero mucho a Jhay Cortez. Pienso que su delivery es similar a una enema fría en un culo seco. Si Jhay fuera una fruta, el cabrón sería un tamarindo. Yo aún no puedo comprender cómo ese muchacho pegó. Tremenda plasta de canción. Si quieres escuchar esta combi haciendo algo bien, sal de este álbum y pon “Dákiti”.

Neverita: yo de verdad no sé cómo alguien dijo “coño, este tema quedó bueno, vamos a meterlo en el disco”. Este track era para “Las que no iban a salir II”.

La corriente: ok, antes que todo voy a dejar algo claro: yo soy súper fan de Tony Dize. Vi toda su carrera, desde que era un jíbaro de Coamo que arrastraba las ERRE y tenía juntilla con Lobo, hasta que usaba bufandas en verano corriendo un descapotado en Miami. Este tema parecía una colaboración interesante, pero no funcionó, no por Tony, sino por Bad. Hay que decir que Bad, más allá de ser un exponente, es fan del género y siempre manga el flow de la gente con quien graba… pero aquí falló. Si quieren apoyar a Tony, escuchen su nuevo sencillo llamado Que se desquite” para que genere unos chavitos y pueda pagarle a Pina.

Efecto: es un temita regularzón. No se pierde nada si no lo escuchas nunca.

Party: Rauw Alejandro es la versión más descarada y miniatura de Chris Brown, pero poco a poco se ha ido ganando su espacio en la música. A mí no me gusta, pues al chamaco no solo le gusta gemir, sino que ahora se escucha como si fuera Katy Perry un día de ovulación. En este tema la pista está bien bellaca, y aunque los cantantes fueron flojitos, sobrevivieron gracias al sonido del productor. Una vez más, Tainy salva el momento.


Aguacero: Skip. Senda mierda.

Enséñame a bailar: esta canción parecía que era de Zion y Lennox con Balvin, y por alguna razón terminó en las manos de Benito. Dale skip.

Ojitos lindos: este es de esos temas donde Bad Bunny regresa a consolidarse como “el Ednito del género urbano”. Esto es reggaetón pa’ poner mientras ‘psycheas’ a tu ex o que escuchas mientras te afeitas el toto antes de una cita con el nene que te gusta; si me preguntan qué es, te diría que es música que menstrúa. Al final, vuelven a aparecer los pelicanos y las gaviotas del comienzo.

Dos mil 16: otro llora’o de Bad Bunny a su primer amor. Benito pudo prestarle a Mario Casas a su actual novia Gabriela, pero nunca superó a su antiguo amor de Vega Baja. Hay chochos que enchulan a uno para toda la vida, papeh. Sin duda alguna, Benito aún no supera a su gran amor del pasado, de la cual todos sabemos su nombre en Twitter.

El apagón: la primera parte de la canción está HIJUEPUTA, hasta que llega al 1:23 y el ritmo cambia a algo bien extraño. Una paja sin sentido de Bad Bunny. Skip.

Otro atardecer: Skip.

Un coco: el título de este tema indicaba que trataba sobre el pelo de una mujer de Carolina o que iba a ser una charrería, pero sorpresivamente resultó ser una buena canción. El flow es de la vieja escuela, y Bad imita a los panameños que cantaban a cambio marihuana en aquella década del noventa. La canción cumple su función en perreo porque tiene el bellaqueo necesario para bailarla con el bicho para’o en las nalgas de la fémina.

Andrea: Skip. Y si a tu pareja le gusta esta canción, déjala pa’l carajo porque es una persona extraña.

Me fui de vacaciones: esta es mi favorita del disco. Benito siempre añade en sus discos una canción con positivismo ( “Gracias”, “Bendiciones”) y ésta cumple su rol aquí. Parece una canción de Sie7e y eso me gusta. Yo pondría esta rola en un día de playa, con un fili en la mano izquierda, una cerveza en el bolsillo de la sillita de playa y la mano derecha en el muslo de la mujer que amo… eso es la vida.

Un verano sin ti: esta nunca va a ser la canción de promoción, pero es el tema más importante del disco. El título del disco fue este, y en ese tema es que Bad Bunny hizo el tipo de nostalgia que lo define, a un flow diferente. Yo solo pienso que cuando cante esto en un concierto va a estar sencillamente cabrón.

Agosto: tremenda plasta de tema.

Callaíta: Ya ustedes saben cuál es esa. Suenan las gaviotas o los pelícanos otra vez, y aquí hay una genialidad porque el concepto del disco amarra una línea de tiempo.

Cuando supe que eran 23 canciones, sabía que había demasia’o mucho espacio pa’ charrear. ¿Es un mal disco? No sé ni qué decir… no lo es, pero tampoco es un buen disco. Bad Bunny ha llegado a unos niveles tan cabrones que honestamente no hay nada que el público le pueda reclamar, PERO este disco demuestra síntomas de una fatiga creativa. Se nota que extraña a Puerto Rico y aquellos días antes de la fama, y que es un fajón que no para de trabajar, pero necesita poner los pies en la tierra antes de volverse “el Ricardo Arjona del reggaetón”, donde un cantautor exitoso se convirtió en un artista que repite las mismas mierdas una y otra vez.

Conclusión:  Es un álbum promedio… le doy TRES de cinco percos, aunque merece DOS Y MEDIA porque se sintió apresurado y sin coherencia como concepto. Es un disco meh, pero como siempre, su iglesia dirá que es “el disco del año” y que los que opinan diferente “no entienden porque son haters”. Las iglesias siempre se comportan igual, no importa cuál sea. 💊💊💊


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