October 7, 2024

La reseña OBJETIVA de “El playlist de anoche”

¡Porque también le metemo’ a la balada, papeh!



¡Saludos, sobrinitos!

No tienen que decirlo, pero yo sé que extrañaban las humildes reseñas imparciales del tío favorito de Pe Erre. 🇵🇷

Ustedes ya saben que en el hipócrita mundo de los medios nadie se atreve a ser sincero por temor a que no les den entrevistas para “tener buena relación con los artistas” o que no los tilden del clichoso “hater”, pero en La Letrina no somos condescendientes ni con la mismísima Sandra Zaiter. ¡Aquí decimos las cosas como son, coño! En esta ocasión, venimos a hablar de una extraña colaboración entre Tommy Torres y Bad Bunny llamada “El playlist de anoche”. Después que Tomás dejara sus rants de viejo chocho en Twitter y se decidiera a hacer música, “el gallino de la balada” y “el conejo malo” se juntaron (en la finca) para crear posiblemente el disco más porquería de la carrera de Tommy. 

No voy a adelantarme a una conclusión del disco, pero voy a contarles una anécdota que involucra a un juvenil Tomás. Era el año 2001 y yo era una delgada e inocente criatura que cursaba el primer año de universidad; un caluroso mediodía estaba con mi exnovia en el centro de estudiantes donde había una actividad musical. Habíamos almorzado del ‘value menu’ de Wendys (como típicos estudiantes muertos de hambre) y la mayonesa del junior bacon hizo su diligencia en mi cuerpo. Con la misma fuerza que El Invader le enterró el puñal a Bruiser Brody, se me pegó un dolor de barriga que lo único que lo calmaba era cagándome allí mismo.

Casi sin fuerzas para continuar mi paso -pues toda mi concentración estaba en no cagarme- caminé hacia los baños que daban para la parte trasera del centro de estudiantes. Sudado, cojeando para que la mierda no se me escapara del culo y con la mano en la barriga como si eso sirviera para apaciguar el infierno estomacal, me topé de frente con Tommy, quien caminaba gloriosamente para dar su presentación, a la misma vez que el viento jugaba con su suave paje azabache y en la espalda cargaba la guitarra con la que bajaba panties. El cabrón parecía el fucking ángel del amor,  mientras yo casi perdía la batalla con la majadera diarrea.

No me cagué, pero al terminar la descarga regresé donde estaba mi exnovia, y la vi emocionada cantando las coplas de Tommy. Nunca la había visto tan feliz. Estoy seguro que la cabrona hasta se vino como JollaPR cantando “Nunca imaginé”. Derrotado por la vida, ese día decidí vengarme de Tomás… y creo que lo hice con un rumor que puse a correr en el 2019 sobre una supuesta infidelidad, pero esa historia es para otra ocasión. 

Vamo’ a darle play y analizar OBJETIVAMENTE “El playlist de anoche.

-Toda la noche: La canción comienza con los típicos  “ye-ye” de Bad, y uno dice “¡aquí fue! ¡Tommy va a zumbar chingoteo como trapero!”, pero cuando Benito comienza a exaltarse en el coro, los acordes de la guitarra interrumpen… y ya aquí usted sabe que lo que viene es más dulce que un biscuit de Church’s Chicken. Esa no fue una buena analogía, digamos que está más dulce que los resultados de diabetes de Jenniffer González. La intervención de Benito en la pluma es notoria, y si quitas a Tommy y pones a Dalex, sería perfecto. No es un mal comienzo…

-Como tú decías: Esta canción es una porquería. Seguramente esto Tommy lo escribió para Jesse y Joy. No dudo que cuando Tommy se la propuso a Bad, a él le dio penita y dijo “dale, vamos a grabar la mierda esa, pa’ que por lo menos aportes una cancioncita a mi disco”. Floja. Puedes skippearla.

-Cactus: Posiblemente esta es la mejor canción que resume el álbum: las letras llenas de llora’era de Bad y la música de Tomás. Si en esta canción pones a Sech, Randy o cualquiera de “Los avengers del género”, le ponían más sentimiento que Tomás. Recordemos que Tommy Torres ya tiene unos 50 años y su última referencia sobre cantar lleno de emociones lo era Michael Bolton. Jamás iba a poder darle la energía y entrega que la canción merecía.

-No lo quiero dañar: Seamos honestos: NADIE va a escuchar esta canción más de dos veces en la vida. Es ideal para ponerla bajita, mientras pasas un mapito con Mistolín en la sala y disfrutas el olor a “frescura de lavanda”.

-Marea: El tema comienza con gemidos y tiene un vibe sexoso, hasta que da un repentino giro y sin darnos cuenta estamos metíos en un reggae malo tocado por una banda de covers en Shannan’s. Dele skip. Esta canción hasta te hace extrañar los tiempos cuando Bad Bunny colaboraba con artistazos como Luar La L.

-No prometo nada: Así debió titularse el disco para no crear expectativas, pero estas dos mentes maestras no lo pensaron. Dale skip. Si tienes que pitchar el disco e irte a ver una entrevista de Maicky Backstage, lo puedes hacer. No te pierdes de na’.

-Demasiado amor: Comienza con el piano arjoniano para que vayas inundándote en sentimiento. Al escribir este tema Bad Bunny dejó de ser él para transformarse en Ednita Nazario. La historia de la canción no va para ningún lado, pero al darle piano los indígenas llorarán. ¿Recuerdan cuando en los anuncios de World Vision ponían mucho piano? 🙂

-Quisiera ser él:  En un disco donde está involucrado Bad Bunny, es normal que en alguno de los temas se incluya la obsesión urbana de tirarse una mujer que tiene pareja. Este tema debió ser cantado por Benito. Tomás no ha hecho falta en este disco.

-Inmortal: ¿Qué carajo es esto?

Antes de llegar a una conclusión, tengo que aplaudir el hecho de que Bad no para de trabajar y hacer cosas diferentes. Verlo explotar tantas facetas creativas me vuela la chola y pa’ eso sólo hay #Respect… pero era el disco de Tomás, y él no lució un carajo. Pana mío, esas canciones tienen las incongruencias de Bad y Tommy no aportó ni poniendo un acento. O sea, Tommy es un cuentacuentos, ¿cómo es que tiene canciones que no se sabe ni lo que está pasando?

No, Tomás, no vas a vencer una vez más: no te voy a dar percos porque eso es muy urbano para ti, te voy a dar rollos de Kleenex.

¿Cuántos rollos de Kleenex tiene el disco, Tomás? Sólo dos. 🧻🧻 Los espero a todos en la próxima reseña OBJETIVA de Tío Macetaminofén.🦍 ¡Los quiero mucho, sobrinitos!

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